1. Ofrecer argumentos
Cuando tratas de motivar a un infante a realizar una acción determinada, frases como «porque lo digo yo» o «porque soy tu madre» no son suficientes. Por el contrario, es importante explicarles las razones detrás de nuestra petición.
Del mismo modo, cuando ellos traten de persuadirnos sobre algún asunto, resulta muy positivo que les preguntemos cuáles son los motivos que les llevan a pensar de esa forma determinada. De esa manera, se les ayuda a estructurar sus ideas y a poder exponerlas con mayor claridad.
2. Ser respetuoso
Conviene recordar que argumentar no es sinónimo de discutir, y que el objetivo no ha de ser quedar por encima del otro o imponer nuestra opinión. Para que una discusión sea productiva debe buscarse un punto en común y dirigirse al interlocutor siempre con respeto. Quien pierde las formas, pierde la razón. En este sentido, estar en desacuerdo o estar enfadados no nos da derecho a herir o agredir a otra persona.
3. Escuchar
Al enseñar a argumentar a los niños también hemos de enseñarles a escuchar. Y es que es necesario conocer la opinión de la otra parte y sus peticiones, a fin de poder negociar. Para esto, es imprescindible que desde pequeños les demos espacio a los niños para expresarse.
Si ignoras a tu hijo cuando habla, menosprecias sus ideas o le das a entender que sus opiniones no son valiosas por su corta edad, es probable que cuando crezca él tampoco sepa aplicar una escucha activa.
4. Gestionar las emociones
En ocasiones, las discusiones nos alteran y nos generan intensas emociones negativas. En estos estados no somos capaces de expresarnos con claridad ni de llegar a acuerdos. Incluso, podemos pronunciar palabras inapropiadas contra la otra persona. Así, procura enseñarle a tus hijos técnicas sencillas para controlar su activación, de modo que puedan calmarse antes de responder. Y, por supuesto, asegúrate de aplicar tú también esta pauta.
5. Ser asertivo
La comunicación asertiva resulta muy útil cuando tenemos que comunicarle a otra persona nuestros deseos y opiniones. Especialmente si estos difieren de los suyos. Para ayudar a los niños a aplicarla, podemos animarles a seguir los siguientes pasos:
- Hablar desde lo que tú sientes, en lugar de atacar lo que ha hecho el otro.
- Exponer tus argumentos con ejemplos concretos.
- Realizar peticiones claras respecto de lo que quieres.
- Resaltar el beneficio que ambas personas pueden obtener si se llega a un acuerdo.
6. Practicar con regularidad
Como toda habilidad, la capacidad argumentativa necesita ser practicada con frecuencia para perfeccionarse. Por lo mismo, desde la escuela y el hogar hemos de ofrecerles oportunidades de debate a los niños. Mientras coméis en familia puedes proponer algún tema de conversación y permitir que todos expongan sus puntos de vista.
Enseñar a argumentar a los niños les ayuda a alcanzar el éxito
Enseñar a tus hijos a argumentar es un trabajo diario que requiere prestar cierta atención a tus propios comportamientos y a las dinámicas que se dan en el hogar. La escucha, el respeto, la calma y la asertividad no siempre son fáciles de aplicar y de mantener. Recuerda que estas enseñanzas te permitirán forjar un lazo más saludable con tus hijos y mantener un mejor ambiente en la familia.
También, le otorgarás valiosas herramientas. Desde solucionar conflictos con sus compañeros de clase hasta lograr el éxito en un futuro empleo, la capacidad argumentativa será la clave para su éxito.