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La importancia de fomentar la curiosidad en los niños

La importancia de fomentar la curiosidad en los niños

Hace casi 30 años, una mujer leía cuentos a su hijo de apenas dos o tres. Pero no se los leía de forma convencional: dejaba que el niño inventase el final, proponía preguntas justo al terminar el cuento para abrir un diálogo adaptado a su nivel de desarrollo y le preguntaba, a menudo, si iba entendiendo todo lo que iba pasando.

Esa misma mujer sabía bien porqué tenía que alimentar aún más la curiosidad que le transmitía su hijo: cuando llegó la etapa de los ‘por qués’, ella no respondía a las preguntas del menor, por muy absurdas que le pareciesen: le invitaba a generar una duda mayor para intentar llegar juntos a la respuesta: “mamá, ¿por qué el Sol está tan alto?”; “¿tú qué piensas? ¿Se te ocurre alguna razón? ¿Crees que podría ser porque si estuviera más cerca nos podría quemar?”. Y así, abrían una conversación que duraba un largo rato.
Hablamos de hace casi 30 años: un tiempo en el que las prisas no eran tan necesarias e inmediatas como ahora. En el que no existían los smartphones y la conexión a internet apenas daba los primeros batacazos. El conocido como ‘tiempo de calidad en familia’ era un poquito más habitual de lo que es ahora por la misma razón: las obligaciones laborales, la falta de tiempo, las rutinas estrictas y el aburrimiento de los padres, entre otros, lo entorpecen en cantidad.
Pero, ¿sabéis quién es ese niño a día de hoy? Una persona que no se conforma con todo, que busca más allá de la apariencia, que se cuestiona absolutamente todo y eso mantiene su curiosidad despierta a buscar nuevos aprendizajes, nuevas formas de ver las cosas y otros enfoques de su pensamiento inicial.

La importancia de fomentar la curiosidad innata de los niños desde la cuna

“Los niños nacen siendo curiosos de manera innata y nosotros tenemos que intentar no cortarles esa curiosidad, si no alimentarla”, nos explicaba hace unos meses Jordi Nomen, profesor de Filosofía en la Escola Sadako de Barcelona, formador del GrupIREF y autor del libro ‘Filosofía para niños’.
Y, sin embargo, siguiendo las palabras de la psiquiatra Marian Rojas, “el siglo XXI es la crisis de la atención”. Y lo es porque, de acuerdo a ella, asistimos a una ‘macroestimulación’ que nos impide poner toda nuestra atención en una única cosa.
De aquí se desencadena que, cuando nuestro hijo nos pregunta, por ejemplo, ¿por qué hay gotas de agua en la ducha?, nosotros respondamos de forma rápida que porque tiene que ser así ‘y punto’. Simplemente buscando que se calle y no nos ‘moleste’ más con sus preguntas ‘absurdas’ (a nuestro entender). Y ese, lamentamos decir, no es el mejor camino para estimular una curiosidad muy necesaria de cara al futuro del menor.
“Las experiencias que los niños tienen en sus primeros años de vida conforman la visión que tienen de sí mismos en el futuro. Desarrollar en los niños una pasión por su proceso de aprendizaje y una sed de conocimientos a una edad temprana, aumenta su motivación para seguir aprendiendo de por vida”, asegura Rachael Symes, directora de Educación Infantil y Primaria de uno de los campos de The British School of Barcelona.
Y es que, alimentando esa curiosidad innata y no dejando que muera, conseguiremos que los niños, en el futuro, no se conformen con cualquier cosa, no se crean todo lo que les dicen y que busquen siempre algo más allá que les convenza. Que no caigan en fake news y que sepan, además, defender su postura y sus objetivos.

¿Cómo fomentar la curiosidad innata de los niños?

Ya en las primeras etapas de aprendizaje, los profesores tendrán muy en cuenta esto y fomentarán esa curiosidad, pero en casa, como padres, debemos seguir haciéndolo a fin de no ‘matar’ esa curiosidad con la que todos nacen.
El primer consejo ya lo hemos dado: ofrece toda tu atención a tu hijo, no quieras quitarte del medio sus preguntas, entiende que para él no son absurdas y ayúdale a construir su propia respuesta.
Otros consejos, avalados por los profesionales de The British School:
  • Dedicar más tiempo a la naturaleza y menos a la tecnología, para fomentar la salud y el bienestar
  • Promover actividades que fomenten la imaginación y la creatividad del niño
  • Dejar que el niño exprese libremente sus emociones y sus sentimientos y validarlos
  • Establecer diálogos con los peques

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