El colapso a nivel nacional en los puntajes de lectura entre los jóvenes estadounidenses ha captado últimamente la atención –si no la preocupación– de redactores de titulares, educadores y burócratas gubernamentales.

La encuesta más reciente del Departamento de Educación, publicada en junio, fue ciertamente sensacional: encontró que las habilidades de comprensión de textos de los niños de 13 años habían disminuido un promedio de cuatro puntos desde el año escolar 2019-2020 afectado por el Covid, y lo que es más alarmante que la caída media fue de siete puntos respecto al dato de 2012. Los resultados de los estudiantes con peor desempeño cayeron por debajo del nivel de habilidad de lectura registrado en 1971, cuando se realizó el primer estudio nacional.

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