En un estudio de la University of British Columbia, la University of Illinois at Chicago y Loyola University, se ha observado que los programa de educación emocional y social, no solo mejora la salud mental, las habilidades sociales y las calificaciones escolares, sino que también, tienen un beneficio a lo largo de los siguientes años en los niños.
«Estos programas enseñan las habilidades que los niños necesitan para tener éxito en la vida» dice Eva Oberle, profesor asistente en la UBC. «Sabemos que esos programas tienen un efecto positivo inmediato,por lo que este estudio quería descubrir si estas habilidades eran conservadas por los estudiantes a través del tiempo, haciendo la educación emocional una inversión de tiempo y financiera valiosa en las escuelas».
Los estudiantes que realizaban estos programas se graduaban en la universidad en un 11% más que los que no los habían seguido. Los graduados de secundaria eran un 6% más. Problemas con drogas un 6% menos, un 19% menos de arrestos y un 13,5% menos de problemas mentales diagnosticados.
Los investigadores encontraron que todos los estudiantes se beneficiaron de los programas independientemente de la raza, trasfondo socioeconómico o emplazamiento de la escuela.
Viendo este éxito, no parece exagerado decir que la implementación de la educación emocional en nuestras escuelas se debe producir más rápido y con más decisión de lo que se está haciendo hasta ahora.
